Tuesday, December 1, 2009

Sufrieron y siguen sufriendo

Durante la década de los años 70 y el comienzo de los años 80 en América Latina las dictaduras tenían un poder total sobre las poblaciones de la región. La gente de estos países no pudieron ni hablar contra sus acciones y decisiones por el terror que los gobiernos habían instalado. Este terror se manifestó en los secuestros que pasaron todos los días en cualquier lugar. Crearon un sentido de desamparo. La gente vio lo que pasaba pero no podía hacer nada para ayudar a los demás por el miedo de que la próxima vez que la policía viniera, sería para secuestrar a ellos. También tenía miedo porque no sabían que pasaba a la gente que ya había secuestrado. Había un ambiente de desconocimiento. Vemos el terror y el desamparo de la población de esta etapa a través de las obras creadas por los artistas y escritores de la década. Los dos grupos, los exiliados fuera del país mirando todo desde lejos y también los que quedaron allí viviendo el terror para si mismos diariamente, muestran el efecto que este terror ha tenido y todavía tiene hasta hoy día en los pensamientos de la población.
Luisa Valenzuela se exilió durante la dictadura, pero esta distancia le ayudaba mucho porque le dejaba expresar los sentimientos y pensamientos que los que quedaron allí no podían. En su libro Cambio de armas (1982) apareció un cuento, “De noche soy tu caballo”, que mostró muy fuertemente el poder que el desconocimiento de una situación, especialmente cuando se trata de un secuestro, puede aumentar el sentido de desamparo. El cuento trata de una chica que recibió una visita de su amante que no había visto por mucho tiempo porque el gobierno le estaba buscando. Ellos dormían y una llamada le hizo despertar a ella, él no estaba. Cómo ella hablaba, eso fue lo normal para protegerla, pero la llamada no fue normal. Un amigo de él le llamó para decirle que Beto, su amante, había sido tirado desde un helicóptero en el río y ya estaba muerto. Ella estaba tan sorprendida que no podía pensar bien y la historia saltaba otra vez. Cuando sus pensamientos estaban más claros encontrábamos que ella estaba en el cárcel y estaban torturándola para encontrar a Beto. En su mente la noche con Beto fue un sueño, pero dijo eso a si misma para protegerse a Beto, para convencerla a si mismo que no le había visto por meses. Valenzuela jugaba con el lector, quería creer un mundo con tanto desconocimiento que el mundo da vueltas alrededor de nosotros. No sabemos exactamente lo que pasaba, no sabemos si la noche con Beto fue un sueño o si la tortura fue una pesadilla. Así fue la realidad del pueblo argentino todos los días durante la dictadura. El gobierno usó este desconocimiento de lo que pasaba y lo que iba a pasar para controlar a su pueblo. Controló a la gente a través de terror.
La música de este periodo también muestra el desconocimiento del futuro y el terror y desamparo que surgió. En la canción “Argentina” de Sonido Sucio vemos como muestran el terror que la población tenía por el gobierno. “… gente humilde esclavizada, no podía respirar, no podías ir a la esquina, porque un Falcon te llevaba, todos desaparecían nunca más se supo nada.” Están contando cómo los militares llevaban a las personas, entonces tenían miedo de salir de sus casas porque no sabían si la policía iba a estar cerca. En la última parte de esta sección cuando dicen, “… todos desaparecían nunca más se supo nada,” es muy poderoso porque estaban diciendo que no había razón muchas veces cuando las personas desaparecieron, entonces cualquiera persona podía ser la próxima víctima. Todos tenían miedo aunque no fueran culpables de nada. Vemos en la siguiente estrofe de la canción el sentimiento de estar atrapado sin salir, “Militares, en la calle, militares, en la casa, militares, en la iglesia, militares, donde vallas, castigaban a la gente, torturaban torturaban, todos desaparecieron nunca más se supo nada.” La repetición de la palabra militares acentúa su presencia en las vidas de las personas. Para la gente fue como tener espías en cada esquina que podrían matarte por cualquier cosa. Su presencia fue como un recuerdo todos los días que podías desaparecer, podías morir, no importaba donde estabas. Se concretó el terror en sus vidas.
Otra canción que muestra más el efecto que los secuestros tenían en los que se quedaron es “Desapariciones” de Los Fabulosos Cadillacs que comenzó con testimonios de los familiares buscando a sus hijos, padres y esposos. Parece que comenzaron a buscarlos el mismo día que desaparecieron. Preguntaban en la policía y en los hospitales, pero no encontraban ninguna información. Esta parte muestra el desamparo que los familiares tenían cuando no podían encontrar ni si estaban vivos. La segunda parte de la canción describe el ambiente en que tenían que vivir todos los días, “Anoche escuché varias explosiones tiros de escopeta y de revólver autos acelerados, frenos, gritos ecos de botas en la calle toques de puerta, quejas por dioses, platos rotos estaban dando la telenovela por eso nadie miró pa’ fuera. Avestruz.” Tanta violencia a su alrededor todo el tiempo aumentaría el estrés de la situación y lo haría difícil seguir viviendo como antes, como lo normal. El uso de la palabra avestruz es muy efectivo, porque describe exactamente lo que estaban haciendo. Para salvar un poco de su sanidad, tenían que tratar de vivir como si todo fuera normal. No miraban afuera, porque “…estaban dando la telenovela…” Sabían que la policía habían venido a secuestrar a alguien, pero no a ellos. Crearon un espacio en que la violencia no podía entrar, un espacio donde tenían algo de control sobre su situación. Pero fue un espacio muy frágil porque eso sólo funcionaría hasta el día en que tu esposo o tu amigo o tu hijo también se desaparecería. Entonces esta canción muestra cómo los desparecidos afectaban a sus familiares y cómo el resto de la población tenía que vivir para no volverse locos por toda la violencia y desamparo a sur rededor.
En los años 80, cuando terminó la dictadura, las heridas que toda la violencia y terror ha creado en la sociedad no se cerraron instantáneamente. Finalmente los familiares podían gritar con toda su esfuerzo por justicia. Querían respuestas. Esta búsqueda sigue hasta hoy. Las Madres de Mayo y algunas otras organizaciones siguen buscando los restos de sus hijos. El Proyecto Desaparecidos ha hecho un muro en el internet para mantener en la memoria los que desaparecieron. Tienen miles de fotos en que familiares y amigos pueden poner historias y recuerdos de cada persona. Es un trabajo muy hermoso. También tienen en su página información de cada región, testimonios, enlaces, etc. para que hay un lugar donde pueden colectar toda la información y hacerlo disponible al publico. Otro grupo que busca respuestas es Las Abuelas de Mayo que buscan a sus nietos que nacieron en cautiverio y desaparecieron también. La mayoría de estos niños no murieron sino fueron adaptados por las familias de gobernantes y la policía que no podían tener hijos. Entonces el desamparo no acabó. Se trasladó hasta hoy, porque cuando encuentran a esos niños que ahora son adultos, ellos no saben cómo reaccionar a sus padres que realmente no son sus padres. Las vidas que conocen acaban y tienen que comenzar de nuevo.
La película “La cautiva” es un muy buen ejemplo de lo que pasó cuando una niña encontraba que sus padres no fueron sus padres y su padrino ayudó a matar a sus padres reales. Al comenzar, ella no quería aceptar nada. Un juez le hizo cambiar la casa, colegio y también el nombre, entonces ella perdió todo lo que tenía. Estaba super frustrada con su situación porque perdió control de su vida. Eso no fue todo tampoco, porque en encontrar que sus padres no fueron sus padres, ella quería saber qué pasó a sus padres reales. Había muchas preguntas que su familia nueva no podía contestar porque tampoco sabían. Con una amiga ella buscó y encontró respuestas, pero sufrió mucho. Encontró que la policía los torturaban a ellos. Su abuela y su tía le explicaron que tipo de persona era su madre, entonces durante este mismo etapa ella estaba conociendo a la madre que perdió. Por eso para ella fue un golpe muy fuerte cuando se dio cuenta que alguien tan joven y llena de vida podía ser torturado como hicieron con su madre. Aunque su familia nueva le aceptó con los brazos abiertos fue muy difícil para ellos también porque habían sufrido tanto por los años de desamparo en la búsqueda de ella y no sabían cómo ayudarle en su vida nueva. Por eso vemos cómo la violencia afectó también la generación posterior. Esos niños sufren a través del sufrimiento de sus padres y pierden sus vidas, y las familias siguen sufriendo porque aunque encuentran sus nietos perdidos, no saben cómo ayudarles y muchas veces no tienen las respuestas que buscan.
El autor Juan Gelman es un muy buen ejemplo de un abuelo que buscaba a su nieta perdido. En su entrevista “El oficio del poeta” publicado en La Insignia, un diario independiente iberoamericano, en octubre de 2001, Gelman habló del libro, Valer la pena(2001), que escribió durante la búsqueda a su nieta que nació en cautiverio. Aunque tardó mucho en acabar con este libro [1996-2000] se nota que el tono de los poemas siguió igual durante el proceso entero, lleno de obsesión. Siguió así también después de su encuentro, porque cuando finalmente la encontró fue como un golpe que removió todo a la vez. Entonces el sentido de obsesión siguió aunque había encontrado a lo que buscaba. También su explicación del titulo reflejó sus sentimientos durante la búsqueda:
“Se llama Valer la Pena, título que cobra sentidos múltiples, vívidos y dolorosos, a la vez que convoca cierta felicidad, quizá la felicidad del deber cumplido… Creo que hay por lo menos un doble sentido. Primero, obviamente, el uso corriente de la expresión, algo vale la pena o no. El otro sentido es el de valer lo que vale la pena… es estar a la altura de la pena. Y merecerla. Algo que no puede quedarse en el mero dolor.”
En su explicación, cuando habló del sentido de “… valer lo que vale la pena…” creo que estaba hablando de sus sentimientos durante y después de la búsqueda. Para él, encontrar a su nieta significaba encontrar a la última parte viva de su hijo perdido. Él vivió la obsesión que se nota en el libro, la obsesión de encontrar a alguien que no conoció pero que estaba conectado a él por su hijo. Es un poco difícil entender cómo alguien puede extrañar tanto a alguien que no conoció nunca. Los niños representan todos los recuerdos que las familias tienen de sus hijos perdidos y fueron una vez una parte de sus hijos. Por eso los abuelos, como Gelman, hacen todo lo posible por encontrar a sus nietos. Quieren lo único que les queda en esa vida de sus hijos.
La obsesión de encontrar a lo que perdieron, el desconocimiento de su próximo paso, el desamparo de no encontrar nada por tanto tiempo, los pensamientos y las acciones de los abuelos de hoy son muy parecidos a toda la población durante la dictadura. La violencia no paró cuando cambió el gobierno, estaba instalada dentro de las mentes de le gente que la vivió por tantos años. Todos estos sentimientos del pasado siguen vivos. Los autores y cantantes que escribieron durante la dictadura mostraban todo el terror y desamparo en que la población tenía que vivir diariamente, y las películas y los niños encontrados hoy muestran cómo sigue el sufrimiento comunal. La violencia no paró con el cambio de un líder, sólo pararía cuando la población tuviera las respuestas a sus preguntas, cuando encontrara a todos los desaparecidos, cuando se fuera el desconocimiento. Hasta este día la población va a seguir sufriendo.

Bibliografía
ABUELAS DE PLAZA DE MAYO. Abuelas de Plaza de Mayo. Web. 08 Nov. 2009.

Fisher, Jo. Mothers of the Disappeared. Boston: South End, 1989.

Gelman, Juan. "El oficio de poeta." La Insignia. 8 Oct 2001. 8 Nov 2009.


La cautiva. Dir. Gaston Biraben. By Gaston Biraben. Perf. Bárbara Lombardo, Susana Campos y Hugo Arana. Laemmle/Zeller Films, 2003. DVD.

Los Fabulosos Cadillacs. "Desapariciones." El León. KC Porter, 1992.

"Proyecto - Argentina." Desaparecidos. El Proyecto Desaparecidos. Web. 08 Nov. 2009.


Sonido Sucio. "Argentina." Largarto Records, 2000.

Valenzuela, Luisa. "De noche soy tu caballo." Cambio de Armas. Madrid: Norma S Editorial, 2007.

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